Fue cayendo las lágrimas como finas brillantinas sobre las rosas marchitas de una tarde de otoño gris, el sabor de ellas ya no eran agridulces, se habían tornado el sabor amargo del amor traicionado,
En sus ojos la chispa de luz se extinguía, en el calido morir de la tarde, la tinta de su poesías se había secado en las hojas vacías del ayer, solo la soledad testigo de su atormentada agonía,
Que en el piano de la vida tocaba la melodía más hermosa, que se interpretara, con el dolor del alma, como esas melodías que te transparenta el corazón mutilado, donde los sueños se convierten en pesadillas, y te quedas con manos vacías esperando que la soledad consuma tu espíritu, de letras muertas que la soledad llevo en su ceno, en ocultos versos…
Mabel Meneghini"
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